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En las pàginas cimeras de las VI y VII moradas repite el concepto: "Alabemos mucho (al Senor) ... de que se quiera asì comunicar con una criatura"(VI, 8,1;9,18;10,1). "Mienras màs supièramos que se comunica Dios con las criaturas, màs alabaremos su grandeza" (VII, 1,1); "Dios tiene particular cuidado de comunicarse con nosostros..." (VII,3,9). El libro de las Moradas cubre la informaciòn de esta aventura de comunicaciòn de Dios con la persona humana; desde aquélla, casi imperceptible, que se tiene cuando el hombre vive en pecado, hasta la que puede gozarse allì donde Dios se hace don total al hombre hasta comunicarse trasformando en sì la criatura, a la altura de las VII moradas. Esta es la gran dignidad del hombre que Teresa enuncia con palabras certeras al principio del libro: "El hombre puede tener su conversaciòn no menos que con Dios" (I, 1-6; Fil 3,20).
(continua)
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