Dios es comunicaciòn. La palabra tiene amplias resonancias en la experiencia teresiana. Indica en ella la amistad y el trato que tenìa con las personas. Nos ofrece la clave para comprender lo que es Dios que se comunica con el hombre; y lo que es el hombre con quien Dios establece amistad y comunicaciòn. El concepto bìblico de "koinonia", propio del lenguaje Hechos, enunciado por Pablo y recogido en la 1.a Carta de Juan 1,3, forma parte del vocabulario mìstico teresiano. Pero con la esa flexiòn linguìstica que le confiere realismo humano, el de la misma experiencia humana y divina de Teresa: comunicar, comunicarse. Como los otros conceptos, también éste està enunciado al principio del libro de las Moradas y repetido en los momentos culminantes:"ver que es posible en este destierro comunicarse un tan gran Dios con unos gusanos tan llenos de mal oror" (I, 1,3).
En las pàginas cimeras de las VI y VII moradas repite el concepto: "Alabemos mucho (al Senor) ... de que se quiera asì comunicar con una criatura"(VI, 8,1;9,18;10,1). "Mienras màs supièramos que se comunica Dios con las criaturas, màs alabaremos su grandeza" (VII, 1,1); "Dios tiene particular cuidado de comunicarse con nosostros..." (VII,3,9). El libro de las Moradas cubre la informaciòn de esta aventura de comunicaciòn de Dios con la persona humana; desde aquélla, casi imperceptible, que se tiene cuando el hombre vive en pecado, hasta la que puede gozarse allì donde Dios se hace don total al hombre hasta comunicarse trasformando en sì la criatura, a la altura de las VII moradas. Esta es la gran dignidad del hombre que Teresa enuncia con palabras certeras al principio del libro: "El hombre puede tener su conversaciòn no menos que con Dios" (I, 1-6; Fil 3,20).
(continua)
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